La producción de cocaína en Colombia atraviesa una transformación tecnológica sin precedentes. En zonas como el Catatumbo, el Cauca y Nariño, los narcotraficantes están usando ingeniería agrícola, drones, navegación satelital y hasta impresión 3D para mejorar cultivos, refinar procesos químicos y hacer más eficiente la exportación de droga.
Según la ONU, Colombia produjo en 2023 un récord histórico de 2,600 toneladas de cocaína, un 53% más que el año anterior. Investigadores atribuyen este auge a un refinamiento del negocio que va desde nuevas cepas de coca de mayor rendimiento —capaces de generar hasta seis cosechas al año— hasta sofisticados métodos de transporte con narcosubmarinos no tripulados y camuflajes químicos indetectables.
Detrás de esta transformación está lo que expertos llaman una “narcociencia”, en la que se detecta la presencia de agrónomos y químicos entrenados, algunos incluso reclutados de universidades o enviados a capacitarse al extranjero por cárteles mexicanos como el de Sinaloa.
Con cultivos más eficientes —de hasta 10,000 plantas por hectárea—, mejoras en fertilización con drones y laboratorios con tecnología de punta, el negocio se ha vuelto de volumen: ya no se gana por kilo, sino por tonelada. Aunque los precios bajan por sobreoferta, el objetivo es exportar más a mercados lejanos como Europa, Oceanía y África, donde la droga puede valer hasta seis veces más que en EE.UU.
Además, los grupos criminales han comenzado a usar embarcaciones hechas con fibra de carbono, con GPS, navegación por satélite y control remoto, difíciles de detectar. Algunas incluyen antenas Starlink y piezas hechas con impresoras 3D.
La cooperación entre cárteles mexicanos y grupos armados colombianos también fortalece la red transnacional. Las rutas no solo pasan por Colombia, sino que incluyen escalas en Venezuela, Ecuador, Perú y hasta islas del Caribe, aprovechando la corrupción y la logística marítima global.
Pese a los récords en incautaciones —casi 800 toneladas en 2024—, expertos afirman que esto podría reflejar la sobre producción y no una disminución efectiva del negocio. Como advierten, “solo incautar es como sacar agua de una casa sin cerrar la llave”.
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