Tras la Misa de canonización de Carlo Acutis y Pier Giorgio Frassati, el Papa León XIV dirigió el rezo del Ángelus en la Plaza de San Pedro, donde pidió a los líderes del mundo escuchar “la voz de la conciencia” frente a los conflictos.
El Pontífice recordó también la beatificación del arzobispo jesuita Eduardo Profittlich, mártir de la persecución soviética, y de María Magdalena Bódi, joven laica asesinada en Hungría en 1945. Los definió como “testigos valientes de la belleza del Evangelio”.
Con fuerza, León XIV lanzó un mensaje contra la violencia: “Las aparentes victorias logradas con las armas son derrotas, nunca traen paz ni seguridad. ¡Dios no quiere la guerra, quiere la paz!”.
El Papa pidió la intercesión de los nuevos santos y de la Virgen María por la paz en Tierra Santa, Ucrania y todas las tierras ensangrentadas por la guerra, insistiendo en la urgencia de romper la espiral del odio y apostar por el diálogo.