El expresidente Enrique Peña Nieto rompió el silencio sobre la polémica cancelación del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM) y negó que durante su gobierno se haya incurrido en corrupción en torno al megaproyecto. Sus declaraciones aparecen en el documental Texcoco, la decisión del Presidente, producido por el Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY).
“Me quedo con la incógnita de qué motivó al presidente [López Obrador] a cancelar la obra, cuando incluso dentro de su equipo había quienes pedían continuarla”, dijo Peña Nieto, aludiendo a exfuncionarios como el entonces secretario de Hacienda, Carlos Urzúa, quien públicamente expresó su respaldo a la continuidad del proyecto.
El exmandatario rechazó los señalamientos de desvío de recursos y sostuvo que no hay pruebas de mala gestión: “No ha quedado acreditado que haya habido un manejo indebido; se siguieron las mejores prácticas”, afirmó.
La serie documental también da voz a expertos, exfuncionarios y activistas, entre ellos Javier Jiménez Espriú, exsecretario de Comunicaciones y Transportes, y Luis Zambrano, investigador de la UNAM, quien advierte sobre el grave impacto ecológico que habría dejado el NAIM si se hubiese concluido.
De megaproyecto fallido a restauración ecológica
La cancelación del aeropuerto abrió paso al Parque Ecológico Lago de Texcoco, una de las mayores obras de restauración ambiental en la región del Valle de México. De acuerdo con reportajes del medio SinEmbargo, el parque está devolviendo la vida a los humedales, suelos y cuerpos de agua que fueron alterados por la construcción del NAIM.
Los periodistas Alejandro Páez Varela y Álvaro Delgado Gómez documentaron cómo el megaproyecto dañó cerros como el Tetzontle y afectó el equilibrio hídrico del oriente del Valle de México. En contraste, gracias a la resistencia de los pueblos de Atenco y a los esfuerzos actuales, el ecosistema ha comenzado a recuperarse, evidenciado por el regreso de aves migratorias y la mejora del flujo de agua.
La narrativa oficial del sexenio actual sostiene que la cancelación no solo fue una decisión política, sino también una victoria ambiental y social frente a un modelo de desarrollo depredador.