Un amplio análisis publicado por The New York Times coloca a Omar García Harfuch como la figura central de la estrategia de seguridad del gobierno mexicano y se pregunta si su modelo será suficiente para debilitar a los poderosos cárteles del narcotráfico. El reportaje describe a Harfuch como el funcionario que ha concentrado mayor control operativo sobre la política de seguridad en décadas, con el respaldo directo y constante de la presidenta Claudia Sheinbaum.
El texto recuerda que Harfuch sobrevivió a un atentado en 2020 cuando era jefe de la policía capitalina y que, desde entonces, su vida gira en torno a la seguridad. Hoy, como secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, coordina a fuerzas federales, fiscales y áreas de inteligencia en una ofensiva que el gobierno califica como la más agresiva en más de diez años.
De acuerdo con cifras oficiales citadas por el diario, en los primeros meses del nuevo gobierno los homicidios han bajado entre 22 y 37 por ciento, situándose en su nivel más bajo en una década. También se reporta un incremento notable en detenciones por delitos violentos, decomisos de armas y destrucción de laboratorios clandestinos, con cifras hasta cuatro veces mayores que en el sexenio anterior.
El enfoque marca un giro frente a la estrategia de “abrazos, no balazos” y ha sido bien recibido por Washington. El reportaje señala que la cooperación con Estados Unidos se ha fortalecido bajo la administración de Donald Trump, especialmente en el intercambio de inteligencia para frenar el tráfico de drogas y armas.
Sin embargo, el propio diario advierte que el reto sigue siendo enorme. Aunque bajan los homicidios, delitos como la extorsión, el secuestro y las desapariciones muestran incrementos. Analistas citados coinciden en que los cárteles siguen siendo demasiado ricos, armados y con influencia territorial como para ser derrotados en el corto plazo.
El debate que plantea The New York Times no es solo si García Harfuch puede contener la violencia, sino si el Estado mexicano cuenta hoy con la capacidad institucional para sostener esta ofensiva y lograr resultados duraderos frente al crimen organizado.