Mantener el WiFi encendido durante la noche se ha vuelto una costumbre común, pero hacerlo puede afectar tanto el descanso como el rendimiento del celular. Los teléfonos conectados a Internet continúan recibiendo notificaciones, actualizaciones y alertas incluso mientras dormimos, lo que interrumpe el sueño y prolonga la exposición a la luz de la pantalla.
Expertos en salud digital señalan que reducir los estímulos tecnológicos nocturnos favorece el descanso y ayuda a prevenir insomnio, fatiga e irritabilidad. Además, desactivar el WiFi contribuye al ahorro de energía, ya que tanto los teléfonos como los routers reducen su consumo eléctrico entre un 2% y un 8% por noche, lo que se traduce en un beneficio ambiental y económico a largo plazo.
Apagar la conectividad inalámbrica también protege la privacidad y el equipo, al detener la transmisión de datos personales y el desgaste por procesos automáticos. Algunos dispositivos incluso permiten programar la desconexión para que ocurra de forma automática cada noche.