Puerta al Infierno en Siberia: inquietante recordatorio de los riesgos del cambio climático

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En el corazón de la tundra siberiana, el cráter de Batagay, conocido como la “Puerta al Infierno”, se expande a un ritmo preocupante debido al cambio climático. Esta inmensa depresión, resultado del deshielo del permafrost, se ha convertido en un símbolo de los efectos devastadores del calentamiento global.

El cráter de Batagay, que fue detectado por primera vez por satélites en la década de 1960, ha crecido de manera exponencial en los últimos años. Desde la década de 1990 hasta 2018, su tamaño se ha triplicado, y en la actualidad, sigue expandiéndose rápidamente. Expertos estiman que desde 2014, ha movilizado alrededor de un millón de metros cúbicos de materia al año, lo que incluye agua y sedimentos liberados del suelo helado.

El deshielo del permafrost, una capa de suelo congelado por milenios, está liberando gases de efecto invernadero como el metano y el dióxido de carbono, atrapados en su interior. Este fenómeno no solo contribuye al calentamiento global, sino que también podría desencadenar un ciclo de retroalimentación, acelerando aún más el deshielo y agravando la situación climática.

Además, el deshielo plantea otros riesgos, como la pérdida de ecosistemas únicos y la posible liberación de patógenos que han permanecido conservados en estos suelos durante miles de años. La “Puerta al Infierno” no es solo un espectáculo geológico, sino un urgente recordatorio de los desafíos globales en la lucha contra el cambio climático.

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