Las recientes redadas migratorias impulsadas por el gobierno de Donald Trump están dejando un fuerte impacto económico y social en Los Ángeles. En el emblemático distrito de la moda, restaurantes, tiendas y vendedores han visto desplomarse sus ingresos hasta en un 80%, mientras el miedo paraliza las calles.
Nayomie Mendoza, dueña del restaurante Cuernavaca’s Grill, afirma que solo los pedidos a domicilio han evitado el cierre total de su negocio. “La gente tiene miedo de salir”, lamenta.
Las redadas, que apuntan a trabajadores indocumentados —mayoritariamente latinos— han generado un ambiente de pánico generalizado. Comerciantes como Manuel Suárez aseguran que la situación actual es “peor que la pandemia”, con ventas casi nulas y tiendas cerradas por precaución.
Los residentes denuncian que la estrategia ha criminalizado a comunidades enteras. La Patrulla Fronteriza, en cambio, ha advertido que estas operaciones “van a ser la nueva normalidad”.
Mientras tanto, comerciantes se organizan con radios, vigías en los techos y señales de alerta al grito de “¡la migra!”, en una ciudad que se resiste a ceder.