A cuatro meses de la entrada en vigor de los lineamientos que regulan la venta de productos ultraprocesados y bebidas azucaradas en escuelas, organizaciones sociales y de salud reportan cambios positivos en los hábitos de niños, niñas y adolescentes (NNA).
Entre las mejoras observadas destacan el incremento en el consumo de agua simple, frutas y verduras, así como una mayor conciencia sobre el daño de los ultraprocesados y la importancia de la actividad física.
De acuerdo con Viviana Pérez Jiménez, de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), las escuelas son “espacios estratégicos” para fomentar entornos saludables. Recordó que en México el 25% de los NNA presenta sobrepeso u obesidad, cifra que podría aumentar hasta en 56% en la próxima década sin medidas como esta.
Una encuesta nacional realizada por Alianza por la Salud, El Poder del Consumidor y Unicef a 900 padres de familia reveló que 9 de cada 10 apoyan esta regulación. El 70% considera que también deberían prohibirse los alimentos chatarra en los alrededores de los planteles, y un 56% señaló la ausencia de bebederos de agua potable en las escuelas de sus hijos.
Isabel Ferré, de Unicef, advirtió que el consumo de ultraprocesados no solo afecta la salud física, sino también el rendimiento escolar, el sueño y la salud mental.
Los resultados muestran que la regulación escolar puede ser un paso clave para reducir la obesidad infantil y promover entornos más saludables para las próximas generaciones.