Tokio, Japón.— Tras dos intentos fallidos, Sanae Takaichi, de 64 años, logró este martes un hecho histórico al convertirse en la primera mujer en ocupar el cargo de primera ministra de Japón, luego de ser elegida por el Parlamento nipón.
Exministra, presentadora de televisión y apasionada del heavy metal, Takaichi enfrentará el desafío de encabezar un país marcado por el estancamiento económico, el envejecimiento poblacional y las crecientes tensiones geopolíticas en Asia.
Nacida en la prefectura de Nara en 1961, su historia personal rompe con los moldes de la élite política japonesa. Hija de un oficinista y una policía, fue baterista en una banda de rock y entusiasta de los automóviles. “Mi objetivo es convertirme en la Dama de Hierro de Japón”, dijo durante su campaña, en referencia a su admiración por Margaret Thatcher.
Su carrera política inició en los años 90, tras trabajar brevemente en televisión y colaborar en el Congreso de Estados Unidos con la demócrata Patricia Schroeder. Ingresó al Partido Liberal Democrático (PLD) en 1996 y ha sido elegida diputada en diez ocasiones. En el gobierno de Shinzo Abe ocupó varios ministerios, incluido el de Asuntos Internos y Comunicaciones.
Aunque conocida por su postura conservadora, Takaichi ha moderado su discurso en los últimos años. Durante su campaña, propuso incentivos fiscales para empresas que apoyen el cuidado infantil y deducciones para familias con niñeras, además de fortalecer los servicios hospitalarios para mujeres y adultos mayores.
“Quiero una sociedad en la que las personas no tengan que abandonar sus carreras por cuidar a otros o por criar a sus hijos”, afirmó tras asumir el cargo.
Su ascenso ocurre en un momento clave para el PLD, que busca recuperar la confianza del electorado tras una serie de escándalos y la pérdida de su mayoría en el Parlamento. Takaichi ha prometido revivir la política económica de “Abenomics” —basada en gasto público e incentivos financieros— y reformar la Constitución para otorgar mayores capacidades a las Fuerzas de Autodefensa de Japón.
Su elección marca un hito en una nación donde, a pesar de los avances, las mujeres siguen enfrentando fuertes barreras en la política y los espacios de poder.