Este verano, el Caribe mexicano enfrenta una llegada sin precedentes de sargazo. Investigadores de la UNAM advierten un aumento del 40% respecto a años anteriores, con más de 37 millones de toneladas flotando entre el Golfo de México y el Atlántico, según la Universidad del Sur de Florida.
La macroalga, impulsada por el calentamiento global y fertilizantes en el mar, daña gravemente arrecifes, tortugas marinas y pastos submarinos. Su descomposición genera “marea marrón”, reduce la luz y el oxígeno en el agua y libera gases tóxicos como sulfuro de hidrógeno, que afectan tanto a humanos como a especies marinas.
El impacto económico también es severo: limpiar un solo kilómetro de playa puede costar más de un millón de dólares al año. Aunque autoridades implementaron la Operación Sargazo 2025, con barreras y barcos recolectores, comerciantes y hoteleros reportan pérdidas por la baja afluencia turística.
Ante esta crisis ambiental y económica, se plantean alternativas como el uso del sargazo en materiales de construcción como el “Sargapanel”. No obstante, expertos urgen a establecer un marco legal para su recolección y aprovechamiento sostenible.
Foto: boletín UNAM