El Senado de la República aprobó anoche la renuncia de Alejandro Gertz Manero como fiscal general de la República, en una sesión marcada por tensiones, retrasos y acusaciones de que no existía una “causa grave” para abandonar el cargo. La votación concluyó con 74 votos a favor y 24 en contra, principalmente del bloque opositor.
La discusión se extendió durante horas debido a que la carta de renuncia no llegaba, lo que incluso abrió la posibilidad de una destitución. Finalmente, el documento se recibió por la tarde, donde Gertz informó que dejaría la Fiscalía tras ser propuesto por la presidenta Claudia Sheinbaum como embajador de México ante un país extranjero. La oposición cuestionó que aceptar una embajada justificara abandonar un organismo autónomo, señalando que la ley sólo contempla causas graves como incapacidad o faltas administrativas.
Legisladores del PRI, PAN y Movimiento Ciudadano acusaron que la salida del fiscal fue resultado de presiones políticas y la consideraron un “manotazo” para abrir paso a un perfil “a modo”. Morena rechazó las críticas y argumentó que la edad del fiscal, de 86 años, y la naturaleza del cargo justificaban su retiro. También defendieron que la ley permite aceptar la renuncia bajo estos criterios.
Tras aprobar la dimisión, el Senado avaló de inmediato la convocatoria para iniciar el proceso de selección de la nueva o nuevo fiscal, cuya recepción de documentos comenzará este viernes. En paralelo, se confirmó el nombramiento de Ernestina Godoy Ramos como encargada de despacho de la Fiscalía General de la República, luego de ser designada titular de la Fiscalía Especializada de Control Competencial. Su nombramiento, firmado por el propio Gertz, no le impide competir por la titularidad del organismo.
La Presidencia aún no había informado oficialmente sobre su renuncia a la Consejería Jurídica, cargo que ocupaba desde el inicio del gobierno de Claudia Sheinbaum.