En un giro educativo inesperado, el gobierno de Suecia ha decidido reducir el uso de dispositivos digitales en las aulas y regresar a los libros impresos. Esto ocurre tras evaluar los efectos negativos de la digitalización en la educación, un proceso iniciado en 2009 con la implementación de computadoras y tablets como herramientas de enseñanza.
Según estudios, leer en pantallas genera fatiga visual y afecta la capacidad de concentración y retención de información. Además, el uso excesivo de dispositivos electrónicos en las aulas ha fomentado la distracción y reducido la interacción social entre los estudiantes. Ante este panorama, el gobierno sueco anunció una inversión de 1,343 millones de coronas suecas (más de 2,500 millones de pesos mexicanos) entre 2023 y 2024 para garantizar que cada alumno tenga acceso a libros físicos y bibliotecas bien equipadas.
La ministra de Educación, Lotta Edholm, enfatizó que “es importante que los alumnos trabajen con lápiz y papel y, sobre todo, que tengan acceso a libros de texto y bibliotecas escolares dotadas de personal”. La nueva estrategia busca equilibrar el uso de la tecnología con los métodos tradicionales de aprendizaje, sin eliminar por completo las computadoras y tablets, pero limitando su uso a edades en las que realmente favorezcan el desarrollo educativo.
Para 2025, Suecia destinará otros 200 millones de coronas suecas (más de 381 millones de pesos mexicanos) para apoyar a las escuelas en esta transición, fortalecer bibliotecas y establecer medidas que reduzcan la dependencia de dispositivos electrónicos, incluyendo restricciones al uso de celulares en los planteles educativos.
Este cambio de enfoque educativo busca corregir los efectos negativos de la digitalización y demostrar que la tecnología y los métodos tradicionales pueden coexistir de manera equilibrada en la enseñanza.