Donald Trump firmó una orden ejecutiva para comenzar el desmantelamiento del Departamento de Educación de Estados Unidos, cumpliendo con una promesa respaldada por sectores conservadores. Durante la ceremonia, Trump afirmó que EE.UU. “ha fracasado en la educación de sus alumnos durante mucho tiempo” y aseguró que cerrar la agencia “ocurrirá lo más rápido posible”.
El Departamento, fundado en 1979, no gestiona directamente las escuelas ni establece planes de estudio, pero administra préstamos estudiantiles, becas y programas de apoyo a estudiantes con bajos recursos o discapacidades. Su presupuesto en 2024 fue de 238 mil millones de dólares, menos del 2% del total federal.
Aunque Trump necesita la aprobación del Congreso para cerrar el departamento, la orden ejecutiva busca reducir personal y recursos, además de transferir funciones a estados y otras agencias, como el Tesoro. Linda McMahon fue designada como secretaria de Educación, con la encomienda de liderar la “misión final” del organismo. Ya se anunció el despido de casi 2,100 empleados, efectivo a partir del 21 de marzo.
La medida enfrenta oposición legal y política, y sindicatos de docentes la han condenado, acusando a Trump de usar una “guerra contra lo woke” para justificar recortes y vales escolares que benefician a los más ricos. Aun así, sectores republicanos impulsan desde el Congreso iniciativas para avanzar en el cierre total del departamento.