En Gouesnach, un pequeño pueblo de Finisterre, Francia, el alcalde Jean-Pierre Marc ha presentado una polémica medida para combatir la baja natalidad: entregar un lingote de oro a cada familia por cada bebé nacido en la localidad. La propuesta fue anunciada el 18 de enero, durante una ceremonia oficial, como respuesta a la preocupación por el descenso de nacimientos en el municipio.
El alcalde explicó que el oro, símbolo histórico de prosperidad, busca motivar a las familias a tener hijos, reemplazando el tradicional peluche que se regalaba a los recién nacidos. Sin embargo, la medida ha generado opiniones divididas. Mientras algunos ven el gesto como innovador, otros cuestionan su sostenibilidad económica y el impacto en el presupuesto municipal.
En redes sociales, las reacciones van desde elogios por la originalidad hasta críticas por considerarla poco realista. Mientras tanto, la iniciativa sigue en discusión en el ayuntamiento, enfrentando posturas divergentes entre las autoridades locales.