Este viernes 13 de junio, Israel bombardeó dos instalaciones nucleares en Irán, lo que desató una inmediata respuesta militar por parte de Teherán, intensificando peligrosamente el conflicto en Medio Oriente.
Los ataques israelíes se dirigieron a la planta de enriquecimiento de uranio en Fordo, en el suroeste de Irán, y a otra instalación en Isfahán, a unos 350 kilómetros de Teherán. Las explosiones activaron las defensas aéreas iraníes, mientras se escuchaban sirenas y detonaciones en la capital.
En respuesta, Irán lanzó al menos 100 misiles contra territorio israelí. El sistema de defensa “Domo de Hierro” interceptó varios proyectiles, pero el ambiente se tornó tenso en todo el país hebreo. El líder supremo iraní, Alí Jamenei, advirtió: “Empezaron la guerra. No les permitiremos escapar sanos y salvos de este crimen”.
Las instalaciones atacadas en Irán son consideradas estratégicas: Fordo está profundamente enterrada bajo tierra y es clave para el programa nuclear iraní, mientras que en Isfahán operan reactores de investigación y laboratorios asociados con científicos chinos.
Medios iraníes reportan además un ataque a un radar cerca de Tabriz y al menos 11 instalaciones militares alcanzadas en la provincia de Azerbaiyán Oriental, con saldo de 18 muertos, incluyendo un miembro de la Media Luna Roja.
En reacción internacional, el presidente Donald Trump instó a Irán a firmar un nuevo acuerdo nuclear, mientras que el Reino Unido pidió moderación. “Volvamos a la diplomacia”, declaró el canciller británico David Lammy.