Desde este lunes, Alemania ha restablecido controles policiales en sus fronteras del norte y oeste, extendiendo la medida previamente vigente en el este y sur del país. Los límites con Dinamarca, Países Bajos, Bélgica, Luxemburgo y Francia estarán bajo vigilancia durante al menos seis meses, en un intento por reducir la entrada no autorizada de inmigrantes y aliviar la presión sobre el sistema de asilo alemán.
La ministra del Interior, Nancy Faeser, justificó la decisión debido al alto número de migrantes ilegales. Sin embargo, el primer ministro polaco, Donald Tusk, criticó la medida, señalando que podría poner en riesgo el Acuerdo de Schengen, que garantiza el libre tránsito en Europa. Estos controles han sido adoptados también por otros países europeos, con Francia encabezando la lista tras los atentados terroristas de 2015.
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