Volodímir Zelenski enfrenta una creciente presión internacional y doméstica mientras Estados Unidos promueve un plan de paz elaborado en consulta con Rusia, un acuerdo que Kiev considera inaceptable por las fuertes concesiones que exigiría. De acuerdo con fuentes cercanas al proceso, Washington ha enviado señales de que Ucrania debería aceptar la propuesta, en medio de tensiones internas por un escándalo de corrupción que sacude al gobierno ucraniano.
El presidente sostendrá conversaciones este jueves en Kiev con una delegación militar estadounidense encabezada por el secretario del Ejército, Dan Driscoll. El encuentro buscará definir opciones para forzar un fin a la guerra, mientras el gobierno de Donald Trump impulsa un documento de 28 puntos inspirado en el alto al fuego de Gaza. El plan contempla que Ucrania entregue territorio en Donbás, retire sanciones contra Rusia, suspenda investigaciones por crímenes de guerra y acepte límites estrictos a su Ejército, un escenario que dejaría al país vulnerable ante nuevas ofensivas de Vladímir Putin.
Las condiciones han sido rechazadas repetidamente por Kiev, y diplomáticos europeos ven con escepticismo el proyecto, advirtiendo que el Kremlin suele mostrarse flexible solo cuando enfrenta presiones importantes. Rusia busca evitar la entrada en vigor de nuevas sanciones de Estados Unidos contra sus petroleras estatales, Rosneft y Lukoil, lo que añade tensión al momento político.
En paralelo, Zelenski enfrenta una crisis interna por un escándalo de corrupción que involucra a un antiguo socio comercial, acusado de participar en un esquema de malversación de hasta 100 millones de dólares. La investigación ya provocó la salida de dos ministros y presiona al mandatario a remover a su jefe de gabinete, Andriy Yermak, una de las figuras más influyentes en el gobierno y clave en las decisiones estratégicas de la guerra. Legisladores de su propio partido advierten que la permanencia de Yermak podría derivar en un conflicto parlamentario.
La indignación pública se intensificó luego de que las agencias anticorrupción revelaran una investigación de 15 meses que expone presunto lavado de dinero y sobornos en obras para reforzar la infraestructura nuclear frente a ataques rusos. El escándalo estalló en medio de apagones prolongados generados por recientes bombardeos a infraestructura energética, un golpe adicional para la población ucraniana a las puertas del invierno.
Funcionarios europeos y ucranianos siguen sin tener claro si Trump respalda plenamente el plan de paz o qué ocurriría si Kiev lo rechaza. El país depende del apoyo de inteligencia estadounidense y de los sistemas de defensa financiados, en su mayoría, por aliados europeos. Ante esto, la Unión Europea expresó preocupación en una reunión ministerial en Bruselas: cualquier plan, advirtieron, debe contar con el respaldo de los propios ucranianos.
