En 2025, jóvenes de la Generación Z encabezaron protestas masivas en distintos países del mundo para denunciar corrupción, desigualdad y falta de oportunidades, logrando incluso la caída de gobiernos. Desde Asia hasta América Latina, el uso de redes sociales fue clave para organizar movilizaciones rápidas y descentralizadas.
En Nepal, las protestas juveniles provocaron la salida del primer ministro K P Sharma Oli, tras jornadas de violencia que dejaron más de 70 muertos. En Indonesia, estudiantes obligaron al presidente Prabowo Subianto a retirar privilegios salariales a legisladores. En Perú, la presión social derivó en la destitución de Dina Boluarte, mientras en Madagascar las protestas juveniles desembocaron en un golpe de Estado y el exilio de Andry Rajoelina.
Expertos coinciden en que esta generación, conectada digitalmente, ha convertido el descontento social en una fuerza política global.